La Asociación de Mujeres de Tres Cantos. Creciendo Juntas, nos hablan del efecto efecto «Matilda».
En la historia hubo muchas mujeres asombrosas que con su talento, arrojo y tenacidad contribuyeron al desarrollo y evolución de las civilizaciones, por lo que fueron premiadas con un lugar destacado en la memoria de la humanidad, sin embargo, hubo otras igualmente numerosas, cuyo rastro se perdió en la historia.
La actitud de los cronistas e historiadores ante la contribución de las mujeres es a todas luces negligente e injusta. La práctica de reducir la importancia de los logros femeninos era generalizada hasta hace poco tiempo. Antes se mencionaría la falta de belleza de una reina que su buen hacer como gobernante. En los libros de texto las mujeres son las grandes ausentes, no se recuerdan sus logros, como tampoco se menciona la falta de oportunidades para conseguirlos. Algunos enseñantes sacan de la noche de los tiempos a las menospreciadas heroínas para remendar los libros, donde cuando se mencionan las mujeres, a menudo es de una forma muy particular: como madres, esposas o (¡horror!) malvadas amantes de destacadas figuras masculinas.
A veces los profesores oyen la pregunta: „Y por qué no hubo más Marías Sklodowska-Curie?” Sí, las hubo, pero se quedaron sin el Nobel. Incluso en este caso, el nominado por la Academia Sueca fue Pierre Curie, el marido. Solo gracias a la firme protesta de éste, el premio finalmente fue para ambos.
¿Nos preguntamos alguna vez por qué de los 844 premios Nobel concedidos en 123 años solo 48 fueron a parar a manos de una mujer? ¿Será que el mediático psicólogo Jordan Peterson está en lo cierto y es porque las mujeres son “de buen conformar” y viven en la ilusión de que el esfuerzo duro y buenos resultados siempre serán justamente recompensados? O tal vez es que la sociedad tenga mucha sombra para repartir y por prejuicios, recelos, etc., haya querido otorgarles un lugar privilegiado en el reparto…
¿Qué ocurre para que una mujer asombrosa se convierta en una mujer asombrada, detrás de un hombre de éxito? La que queda para la posteridad como apoyo y refuerzo y no la autora, si es que queda. Mujer cuyos méritos siguen en la zona de sombra bien tapaditos por los reconocidos a su pareja, padre, colega…
¿Quiénes fueron Teano de Crotona, Trótula de Salerno, Elisabeth Koopman Heweliusz, Sarah Mather, Mileva Maric, Esther Lederberg, Nettie Stevens, Lise Meitner, Jocelyn Bell Burnell, Frieda Robscheit-Robbins, Marietta Blau o Rosalind Franklin? ¿Nos suenan estos nombres? Tal vez no demasiado. Y sin embargo todas ellas hicieron contribuciones de enorme importancia para la ciencia y todas fueron, de una u otra manera, ignoradas por la historia y victimas del “efecto Matilda”, un fenómeno social por el cual se ignora o se minimiza la contribución de las mujeres en el campo de la ciencia, a menudo atribuyéndola a los hombres. La lista es larga y, lo que es peor, nunca será completa, porque en algunos casos la discriminación o robo de propiedad intelectual fue tan eficaz que nunca serán descubiertos.
Este fenómeno fue descrito por primera vez en 1883 por Matilda Joslyn Gage, sufragista, librepensadora, escritora y socióloga estadounidense, pionera en la lucha por los derechos de la mujer.
En 1993 la historiadora Margaret W. Rossiter, en su artículo „The Matthew/Matilda effect in science”, describió el fenómeno de pasar por alto la autoría de las mujeres en los descubrimientos científicos y técnicos, para atribuirlos a sus colaboradores o familiares masculinos. Como desde la publicación de Joselyn ya había pasado un siglo, Rossiter tenía a su disposición muchísimos más ejemplos de dicho fenómeno, los tiempos han cambiado, la tendencia no. La suspicacia hacia las mujeres dedicadas a la ciencia y autoras de revolucionarios descubrimientos sigue existiendo. Por esa razón las geniales físicas, químicas, sociólogas, médicas a menudo acaban en la retaguardia de la ciencia. El sistema descarta sus trabajos o los minusvalora y ellas no reciben el reconocimiento que merecen.
El “efecto Matilda” se refiere sobre todo a la invisibilidad de las mujeres en el ámbito científico, pero el mismo fenómeno se puede observar en cualquier ámbito. Tantas y tantas mujeres cuyo rastro desapareció, fue borrado o manipulado: pintoras, escritoras, filosofas, revolucionarias, reinas – heroínas olvidadas…
El Grupo de Teatro de la Asociación de Mujeres de Tres Cantos está trabajando en una obra dramática que trata de rescatar sus verdaderas historias y será presentada al público en primavera.
Asociación de Mujeres de Tres Cantos. Creciendo Juntas
Autora: Maria M. Mieszczerska
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