Para qué convencer, si puedes atemorizar
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16 de febrero de 2023 –Política de Tres Cantos

Decía Octavio Paz, poeta y Premio Novel de Literatura, que “las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… del miedo al cambio”. Y es lógico que sintamos temor ante la inseguridad provocada por la guerra, pandemia, fenómenos meteorológicos … a lo que hay que añadir la incertidumbre que provoca el derrumbe de las grandes verdades ideológicas, tanto políticas como religiosas válidas hasta el sXX, lo que nos provoca esa desagradable sensación de que no controlamos la dirección de nuestras vidas. Aprovechando esto y cuando interesa, este recelo es empleado por aquellos que Cenen una posición ventajosa para explotar esta inquietud e intentar que todo siga igual.
Si lo anterior lo aplicamos al contexto de aquí y ahora nos lleva a las afirmaciones que recientemente, en este mismo medio, hizo nuestro alcalde en donde se ofrecía a seguir gobernando con el sólido argumento de que “lo más sensato es apostar por lo seguro, por lo bueno conocido. La dispersión tiene siempre un destino incierto”. Frase que, además de reflejar desesperación e intentar inculcar miedo al cambio, introduce el otro factor que es la esperanza de que hay salida. Y es que el miedo y la esperanza son los dos sentimientos básicos que se usan como herramientas -léase amenazas- por la estrategia política más tradicional y rancia, principalmente de la derecha más ortodoxa, eso sí y solo sí, cuando Cene el poder. Pero frente a esta posición conservadora, determinista e incluso intimidatoria, existe otra actitud basada en la razón y los hechos comprobables en donde otra forma de hacer política en este complejo sXXI, no solo es factible, sino que ya es una realidad cotidiana.
La propuesta social de Podemos no ofrece otra cosa que una visión progresista basada en la participación ciudadana fruto de un dialogo vecinal. Ahora, cuando la democracia mundial parece estar de copa caída, nosotros apostamos por ensancharla y hacerla más cooperativa. Con propuestas, lo admito, que no son ninguna genialidad: una residencia de mayores, vivienda para jóvenes, potenciar la educación y sanidad públicas o proteger el medio ambiente no son precisamente ideas novedosas ni revolucionarias. La gran diferencia es que nosotros convertimos las ideas en programas y las hacemos realidad. Ahí están los hechos en donde gobernamos y también en donde hacemos oposición. Lo que decimos lo hacemos y sin sorpresas. Nuestra independencia de los grandes poderes como bancos o constructoras, de los cuales jamás hemos recibido un euro, nos permite estar libres de ataduras y que nuestros únicos compromisos sean con los ciudadanos.
Las decisiones que tomemos en las elecciones autonómicas y municipales de mayo supondrán elegir entre seguir con la inercia conservadora de lo malo conocido o avanzar hacía el Tres Cantos del sXXI.