los disparadores emocionales son estímulos que reactivan recuerdos o sensaciones del pasado.
Identificar un disparador emocional puede resultar complicado. A veces, sin motivo aparente, ciertas situaciones o elementos del entorno desencadenan emociones desproporcionadamente intensas en relación con el contexto presente, sin conexión lógica con lo que estamos viviendo. Por tanto, los disparadores emocionales son estímulos que reactivan recuerdos o sensaciones del pasado, muchos de ellos ligados a experiencias difíciles o traumáticas. Puede tratarse de algo tan simple como un sonido, un olor, un lugar específico, una fecha, o incluso gestos sutiles de las personas a nuestro alrededor, como que mi pareja esté más callada de lo habitual. Sin darnos cuenta, estos estímulos nos llevan a conectar con emociones o recuerdos que parecen estar “dormidos” pero que en realidad siguen presentes.
¿Cómo reconocer un disparador emocional?
Hay algunas señales habituales que nos ayudan a identificarlo. Cuando estamos ante un disparador aparecen emociones intensas sin una causa clara, presentamos cambios físicos como tensión muscular, sudoración, respiración, taquicardia, sensación de parálisis, etc. Y pueden aparecer pensamientos intrusivos o recuerdos como frases o escenas del pasado que irrumpen la mente y resultan difíciles de controlar.
Si observamos todo esto podemos comenzar a identificar patrones y entender que desencadena esas reacciones.
La conexión con el trauma y el papel del abordaje terapéutico EMDR
Los disparadores están relacionados con experiencias de dolor emocional o traumas no resueltos que quedan grabados en nuestra memoria. Estos recuerdos pueden ser activados por ciertos estímulos, provocando que revivamos emociones pasadas como si estuvieran ocurriendo nuevamente. Aquí es donde la terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares) puede ser especialmente útil.
A través del EMDR, es posible trabajar sobre recuerdos difíciles y «reprocesarlos» de manera que pierdan su intensidad emocional. En cada sesión, mediante un estímulo bilateral (como movimientos oculares), la persona procesa esos recuerdos de manera segura, lo cual permite que el impacto de los disparadores se vaya suavizando. El EMDR facilita que estos recuerdos dolorosos se integren en el pasado, liberándonos de su peso en el presente.
Pero … ¿Qué hacer ante un disparador?
Reconocer un disparador es el primer paso. Para gestionarlo, algunas estrategias pueden ser de ayuda:
- Respirar conscientemente: Practicar la respiración profunda ayuda a reducir la activación emocional y a recuperar el equilibrio.
- Practicar arraigo: Observar el entorno, tocar superficies, o realizar ejercicios de mindfulness nos conecta con el presente, ayudándonos a recordar que lo que sentimos ya no está ocurriendo. Volver al aquí y ahora nos ayuda a ser conscientes.
- Reflexionar sobre el origen del disparador: Darte espacio para explorar sin presionarte te ayuda a comprender el vínculo de esas emociones con tu historia personal.
- Explorar la opción de trabajar con EMDR: Para recuerdos especialmente difíciles, el apoyo de un profesional capacitado en EMDR puede ser clave en el proceso de regulación y autoconocimiento.
Identificar y entender nuestros disparadores emocionales es una forma de conocernos y comprendernos. Y con la ayuda de abordajes centrados en trauma como el EMDR, podemos dar un paso más hacia una vida con más sensación de calma, donde nuestros recuerdos no condicionen nuestra paz interior en el presente.
Rocío Peces Morera
Psicóloga Sanitaria. Especializada en trauma y apego.
Aperta Psicología y Bienestar
Nota del editor: Las opiniones expresadas en la presente publicación son las de sus autores. Press Norte no comparte necesariamente las opiniones reflejadas y por tanto no se hace responsable de ellas.