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El impacto traumático de las imágenes violentas de las noticias de actualidad y cómo protegernos

  • 9 de noviembre de 2023 –
    Psicología de Tres Cantos, Salud de Tres Cantos

Por Rocío Peces Morera, Psicóloga Sanitaria

Recientemente, debido a la lamentable actualidad, se han publicado imágenes de contenido muy violento en redes y medios de comunicación. Esto no es algo nuevo, vivimos unos tiempos donde la información se vuelve instantánea y somos sobresaturados con imágenes violentas. Su propósito generalmente es informativo pero muchas veces incluso son utilizadas con fines no tan benevolentes, de forma coercitiva y/o morbosa por quienes las publican.  La exposición constante a estas imágenes puede afectar el cerebro y la salud mental de las personas.

La exposición repetida a imágenes traumáticas puede llevar a la desensibilización. Cuando el cerebro se expone repetidamente a estímulos violentos, como las imágenes de atentados, puede disminuir su sensibilidad emocional. Esto no solo reduce la empatía, sino que también puede provocar una disminución en la capacidad de las personas para procesar de manera saludable sus propias emociones y experiencias.

La revictimización es también muy frecuente.  Las imágenes de violencia pueden activar el sistema de respuesta al estrés del cerebro, liberando hormonas como el cortisol. Aquellas personas que han experimentado traumas previos o que tienen conexiones personales con el conflicto pueden sentir un aumento en su propia angustia al verse expuestas repetidamente a imágenes traumáticas. La exposición constante a la violencia puede contribuir al trauma colectivo en comunidades enteras, aumentando la sensación de inseguridad y desesperanza.

 La exposición a estas imágenes desgarradoras puede activar la amígdala provocando ansiedad y estrés. La amígdala es la estructura cerebral encargada de las emociones y es fundamental para la supervivencia. Esto puede llegar a provocar síntomas de estrés postraumático, como pesadillas, flashbacks y ansiedad. Incluso las personas que no tienen una conexión personal con el conflicto pueden experimentar un aumento en el estrés y la ansiedad debido a la preocupación por el bienestar de los afectados.

Los mayores afectados pueden ser los niños y adolescentes. El cerebro en desarrollo de los jóvenes es particularmente susceptible a las imágenes traumáticas y pueden sufrir peores consecuencias.  Por lo tanto, es crucial que los padres y cuidadores estén atentos a lo que sus hijos están viendo y ofrezcan orientación y apoyo cuando sea necesario.

Para proteger nuestra salud mental de este impacto, es importante adoptar estrategias como limitar la exposición a estas imágenes y buscar apoyo cuando sea necesario, promoviendo así una mayor regulación emocional de las noticias que nos llegan.  No se trata de no estar informados ni de obviar la realidad del mundo, sino de autocuidarnos y limitar cierto contenido que visionamos y compartimos. 

Los medios de comunicación y las redes sociales son cruciales en la difusión de estas imágenes, pero cada uno de nosotros podemos contribuir al aumento o no de esta tendencia, ayudaría no postear y buscar los medios que hacen un trato ético de la información no solo con sus imágenes sino también con sus titulares. El equilibrio entre la necesidad de informar y la protección de la salud mental es fundamental en esta era digital llena de imágenes impactantes. 


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